Don Clarke (1932-2012) nació en Birmigham, pero el destino hizo que encontrara en Mijas, Spain, (hace casi 40 años) su hogar, un lugar del que decía estar “completamente enamorado”, sobre todo, por sus gentes y por mantener ese encanto de pueblo que tanto le fascinaba.
Y es que en Mijas, a diferencia de en países como Holanda o su Inglaterra natal donde era toda una celebridad como artista, lo que ha cosechado en ese tiempo han sido buenas amistades.
Todos los que han tenido la suerte de conocerle, le apreciaban por su persona. Para muchos, el mayor ‘don’ de Clarke, además de su gran sensibilidad y habilidad con la pintura, era sin duda su sencillez y humanidad. En el pueblo, era uno más.
Hijo de un irlandés aficionado a la pintura y una escocesa amante de la escultura, no podía ser de otra manera, Clarke despuntó pronto como artista. En Italia el restaurador Mario Montini le enseñó todos sus secretos, después inició su carrera en Inglaterra como artista comercial.
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