viernes, 23 de septiembre de 2016

Collaboration Paloma de la Torre ( Cromofora La)/ Jan Saudek

EL CARCELERO


Quien merodea por ahí?
Me quedé estática, sin mover ni siquiera mi aliento. Permanecí en postura rígida durante dos horas y durante ese tiempo le oía refunfuñar exhalando, aire pinchado, a través de su boca. Todavía estaba vigilante de cualquier atisbo de intento que yo hiciera, de tratar de escapar de la jaula humana…Estaba sentado en la cama, como hiciera yo cada noche, escuchando las cadenas que me correspondían arrastrar como peón human@.
Al rato oí un leve gemido, y estupefacta descubrí que era el sonido de un desgarro mortal. No cabía en él un repique de dolor ni de pena- ya me había percatado, yo- , era el sonido de muerte que surge desde lo más profundo de la boca del alma cuando el miedo estalla su cordura. Me era tan familiar ese sonido que no desee ahondar más en él. Cada día en disfraz de noche, cuando todos los peones encendían su rutina como si nada, ha brotado de mi propio pecho, ahondando como un cuchillo en los fantasmas que me enloquecían. Por conocerlo bien, intuía lo que el carcelero sentía, le compadecía, aunque mi fuente de compasión manaba seca de tanto llorar mi suerte. Supe que él había estado despierto sosteniéndose en el balanceo de su terror, desde que oyó el primer ruido, por sus movimientos bruscos desde el catre. Fue ahí, en ese momento me percaté que como caballero helado, inerte, el miedo se apoderaba de él con más fuerza. De nada valía su banal intento de convencerse de que era un sentir infantil; y tras mi barrotes, le escuchaba diciéndose: << Tan solo es la helada del invierno, el viento que hace retozar puertas y ventanas, una ventana vieja crujiendo en la noche>>, o << aquella puerta que finalmente, nunca llegué a reemplazar>>.
Sí, cual desorientado caía rendido en la cornisa de su valor hierático, pero se dio cuenta de que era en vano. La muerte, paseaba en silencio y delante iba su vida. Tras el trasluz de la noche vio como su vida había marcado un trayecto y banalmente hermosa se erguía; mientras que la infame haraposa se vestía. De repente, una ronca voz sonaba desde la niebla de la noche: <<Siente los placeres, acércate más… a vida; porque al amanecer, alba o crepúsculo, delante estaré y detrás quedará… tu vida.>> Y fue la influencia de la invisible voz lo que le hizo sentir mi presencia, la mitad de mi cuerpo, dentro de la habitación. Vi que unas membranas heladas cubrían las cuencas de sus ojos: tanto así que helaba la sangre de mis venas; pero mantuve mi linterna quieta sobre ese punto. Sin embargo, el pálpito de mi corazón pareciera sonar en territorio hueco. Se hacía cada vez más rápido, por momentos; Dejando un eco que sonaba a reloj descompuesto. Aún así, me contuve en mi figura fantasmal, permaneciendo inmóvil. El viejo carcelero tuvo que estar aterrorizado! Cada vez se oían más fuertes las carcajadas de aquella voz siniestra. Como cuento estaba muy nervioso, me creen?? Ya saben que toda mi vida he solido correr de la muerte pero, mis cadenas, las cadenas, miran bien las suyas… Ven que las tenemos cerca?? Se enteran? Así que en la hora siniestra que embargaba aquella noche, aquella voz me llenó de un terror incontrolable. Al carcelero le había llegado la hora de su conciencia! Fue entonces que de un salto entré dentro de la habitación. Él pegó un grito, después otro que parecía ser el último. Entonces, sin el menor rastro de sensibilidad, me abalancé a la llave que colgaba de la hebilla de su cinturón. Trató de empujarme para decirme algo en estado agónico lo cual me irritó más; sentía le necesidad de desatar mis cadenas cuanto antes. Tal fue mi sorpresa que al ir a introducir la llave por la hendidura del candado que amarraba mi libertad, este `pareciera no ser el mismo! Fue entonces que, en un esfuerzo por recuperar fuerzas, su voz sonó, por primera vez, desde que nos conocimos, con un tono sensible:<< Inútilmente escaparas hacia la mentira de la libertad; nos engañaran. Somos los mismos peones aunque a mí se me hubiera otorgado el falso privilegio de ser carcelero de almas. Después de tantos años, venero la vida que no tuve y escupo a la falsa libertad que me presentaron.>> Sonreí, pues qué tenía que temer? Finalmente, siempre estuvo muerto en vida…
Collaboration Paloma de la Torre ( Cromofora La)©/Jan Saudek
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